Meditación Devocional del Evangelio de Juan Por Juan Pablo Doble Aponte: Tema: Jesús purifica el templo.

martes, 25 de diciembre de 2018

Tema: Jesús purifica el templo.

Alabanzas: Llevame al lugar Santisimo - En la casa de Dios - Hay libertad.
Dar Clip al pasaje y a las alabanzas para escuchar mientras lees el pasaje y la meditación de hoy.

La pascua era una fiesta solemne de los judíos, que se celebraba todos los años el día diez del primer mes del año hebreo. En conmemoración del día en que Jehová libró a los primogénitos de Israel, cuando estos obedecieron el mandato de Dios de marcar los dinteles de sus puertas con la sangre de un cordero. Esta fiesta debía recordar a Israel, las obras que Dios hizo por amor a su pueblo.

En el templo, también se presentaban ofrendas y sacrificios de animales, para expiar al pueblo de sus pecados, dependiendo del tipo de pecado y de la condición económica del pueblo se podía presentar bueyes, ovejas o palomas para ser sacrificado por los pecados de las personas.

El propósito de este ritual consistía en que las personas tomaran conciencia y reconocieran que un animal inocente iba a ser sacrificado por la persona que pecare. Y esto debía llevarle a reconocer su condición de pecador, reconociendo que quien debía morir no era el animal, sino la persona, después de reconocer su pecados, y la consecuencias del mismo, la persona debía sentir pesar por el mal que había hecho y arrepentirse, para que otro animal inocente no muera en lugar de él. Jesús, sentía un profundo celo por la casa de su Padre, y sintió enojo con aquellos que remplazando el arrepentimiento por medio del sacrificio, para evitar la vergüenza, y la culpa del pecado, intentando comprar el perdón con dinero.

La Palabra de Dios expresa que cuando recibimos a Jesús en nuestros corazones, el Espíritu Santo de Dios, viene a morar en nuestro interior, convirtiéndose nuestro cuerpo, en el templo donde Dios mora, todos los seres humanos, sin Cristo, tenemos nuestro cuerpo, contaminado con el pecado, muchos intentan por diversos medios, limpiar sus vidas, mente y corazón, y algunos, se engañan pensando que con el dinero y las riquezas pueden comprar el Perdón. Pero, solo Cristo, puede dar un giro a nuestras vidas, cuando le recibimos en nuestros corazones solo él puede sacar todo engaño, codicia, avaricia, malos deseos, y toda clase de pecados. Porque somos la casa de Su Padre, y por amor al Padre el celo de su casa le consume, Dios nos cela con amor tierno. Y hará lo necesario para poner en orden nuestras vidas, aunque eso signifique tener que ser fuerte con nosotros mismos, para echar fuera todo lo que nos contamina. Solo Jesucristo puede purificar nuestras vidas.

Para reflexionar:
¿Cómo podemos ser PURIFICADOS?
Salmos 119:9| Juan 15:3| Ef. 5:26.

Debemos pedirle a Jesús que more en nuestras vidas a través de su Santo Espíritu, que haga de nuestro cuerpo su Santo Templo. Y nos purifique quitando de nuestras vidas todo aquello que nos contamina. También debemos leer continuamente la Palabra de Dios por medio de ella, Dios nos purifica y nos Santifica.

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Mi testimonio personal.

MI TESTIMONIO PERSONAL:
Por Juan Pablo Doble Aponte.

Desde niño, me llevaban a la iglesia, y me enseñaron que había un Dios que creo todo lo que existe. Me enseñaron que Dios era bueno y que amaba a todas las personas, todo eso lo entendía con mi mente, sin embargo, no lo creía en mi corazón, pues a pesar de que yo sabía que Dios me amaba, no había tomado la decisión personal de entregarle mi vida y vivir para él,

En muchas ocasiones Dios me hablaba a través de diferentes situaciones y de diferentes formas, llamándome a vivir para él. Me vi en momentos entre la vida y la muerte.

A mis 8 años estuve a punto de morir ahogado en el fondo de un rio, y a mis 12 años estuve cerca de morir ahogado en el fondo del mar. En ambas ocasiones me encontraba solo, en y en medio de mi desesperación cuando, pensé que moriría, en momentos donde no me quedaban fuerzas para luchar y vivir le decía a Dios, en tus manos te entrego mi alma, y Dios me salvo de forma milagrosa e inexplicable en ambas ocasiones, y me daba la oportunidad para vivir una vida diferente, Sin embargo, no cumplí mis palabras de entregarle mi vida pues vivía perdido en mis pecado.

Mi padre se fue a Estados Unidos, y mi madre se fue a Panamá, y yo me quede en República Dominicana, viviendo 4 años con mi tía y con mi abuela y aunque me trababan muy bien y me daban mucho amor, me sentía solo y vacío, sin propósito, sin rumbo, perdido en mis pecados.

A mis 13 años empecé a buscar a Dios de forma personal, escuche en la iglesia el mensaje del evangelio y tome la decisión de vivir para él y entregarle mi vida a Dios y cuando estaba más cerca de encontrarme con Dios, mi mamá me fue a buscar, y me trajo a vivir con ella a Panamá, estaba muy feliz porque estaba con mi mamá, pero a la vez, tuve que dejar atrás a mi tierra, mi familia, mis amigos, mi iglesia, y a todos los que amaba. Así, que estuve viviendo en Panamá, y durante varios años sin congregarme en una iglesia, mi fe se fue debilitando, y otra vez me encontraba muy triste, solo, vacío, y sin propósito en la vida.

Después de 2 años, cuando tenía 16 años de edad, Dios me permitió volver a Republica Dominicana, y el pastor, de la iglesia, me mando a buscar varias veces, para hablar algo muy importante conmigo. Y después de varia semanas, fui a la iglesia, y al finalizar el culto, me acerque al pastor para saber que quería decirme.

Me pregunto -“Juan Pablo ¿Cómo está tu relación con Dios?”-
Apenado y triste agache mi mirada, y le respondí: -“mi relación con Dios no está bien”-.
Y él me dijo: -Juan Pablo, Dios te ama, y Dios tiene un propósito, grande y especial en tu vida. Eso fue todo lo que me dijo, eso fue un domingo, en la noche, y un lunes, me dieron la noticia de que estaba muy mal en el Hospital, no le di mucha importancia, porque pensé que lo había visto bien en la iglesia. No paso, ni un día, cuando me dieron la noticia, de que el pastor había muerto. Yo quede impactado, esta persona durante varias semanas, me había estado buscando, para decirme algo muy importante de parte de Dios, era una persona joven, recién casada, con salud, y el Espíritu Santo lo utilizo para confrontarme, y para decirme, que me ama y que Dios tiene un propósito grande y especial conmigo.

Después, de eso, regresé a Panamá, Dios me había estado llamando con cuerdas de amor y a pesar de todo, yo había endurecido mi corazón, y me resistía, a entregarle por completo mi vida, hasta que Dios empezó a llamarme con mano fuerte, y hasta quebrantar mi corazón de piedra, tuve un noviazgo que puse en primer lugar antes que a Dios, y de forma inesperada se terminó, causándome mucho dolor y tristeza.

Un año después, a mis 17 años de edad, sucedió una tragedia en mi familia, mi tío, su hermana gemela, es decir mi tía, y mi prima, la hija de mi tía, tuvieron un accidente, donde mi tía quien era cristiana, se sacrificó sin pensarlo para salvar la vida de su hija, en el accidente, mi tía perdió la vida, mi tío se quebró varias costillas, se quebró el fémur y el tobillo, un camión le paso por encima y milagrosamente sobrevivió, él no era creyente, en cambio mi tía, que era creyente falleció, al arrojar a mi prima, es decir a su hija de la zona de peligro, mientras caían de la moto, ella cayo al asfalto, y el camión, la atropello, perdiendo la vida.

En esos días, en mi corazón y en mi mente había una lucha tremenda, donde cuestionaba a Dios, y por más que buscaba encontrar sentido a lo que estábamos viviendo, no lograba entender ¿Por qué mi tía siendo creyente murió y por qué mi tío siendo no creyente se salvó? Todo sucedió muy rápido, de pronto nos encontrábamos en el funeral de mi tía, donde llevaron a mi prima, ella no sabía que su mamá había fallecido, pues había perdido el conocimiento en el accidente por un fuerte golpe en su cabeza, así que una psicóloga le explico que su mamá había fallecido en el accidente, y trajeron a mi primita, del hospital al funeral, en el funeral, vi a mi prima quien era es como una hermana para mí, le pregunté: ¿Cómo te sientes? Y ella me respondió: Yo estoy bien, porque sé que mi mamá esta con Dios en el cielo. Esas palabras me impactaron, mucho, no podía entender como una niña de 12 años podía tener tanta fe y confianza en Dios en medio de tanto dolor y sufrimiento. Y me dije a mi mismo desde ese momento: Yo quiero tener esa fe, yo quiero tener esa confianza en Dios.

Mi tío, estuvo hospitalizado durante varias semanas, mientras yo le visitaba el me pidió que le leyera la biblia, que le leyera la historia de Daniel. Y me impacto la parte, donde el rey Nabucodonosor, endureció el corazón, como yo lo había hecho, y Dios, lo sentencio a vivir por varios años como una bestia, hasta que el alzando sus ojos al cielo, y volviendo en razón, bendijo y alabo a Dios, reconociendo quien es Dios. Entonces, entendí, que yo había endurecido mi corazón, y que Dios me tenía en un proceso, donde estaba quebrantando mi corazón de piedra, para moldearme a su imagen.

Luego, de eso, paso un mes, y falleció una tía de un infarto al corazón, una semana después, falleció otra tía de un infarto al corazón, y finalmente ese mismo año, me dieron la noticia de que mi padre había muerto de un infarto al corazón. Allí, fue donde me quebrante, y tuve que reconocer que al igual que el apóstol Pablo, que era duro dar coces contra el aguijón, que no podía resistirme más, al llamado de Dios, que no soportaba más dolor y sufrimiento, fue allí, donde definitivamente tome la decisión de vivir para Dios, hasta hoy,

Pero, mientras pasaba por todo este proceso, pude comprender en mi corazón el amor de Dios, con la muerte de mi tía, yo sabía con mi mente, que Dios me amaba, pero, no lo entendía en mi corazón, toda mi vida, había escuchado Juan 3:16, pero, no comprendía en la profundidad del amor que había detrás del sacrificio de Jesús, cuando vi, que mi tía se sacrificó, por amor, entendí, el verdadero valor, del sacrificio que Jesús hizo por mí en la cruz, y comprendí, que Jesús se sacrificó por mí, porque me amaba, al punto de que me dio su vida, para que yo fuera salvo, y pudiera tener por medio de él, una relación personal con Dios. Así, que, comprendí, que si Jesús me amo, con su vida, y que Dios me amo, tanto que me dio a su Hijo Unigénito, lo mínimo que podía hacer en agradecimiento, era vivir para él.

Y desde entonces, Dios cambio mi vida, trajo, paz, alegría, y felicidad, a mi corazón, Dios le dio sentido y propósito a mi vida, ahora, creí en mi mente y en mi corazón en Jesús y confesé a Jesús como mi Señor y salvador. Y por fe creo, que sido salvo por su gracia, que ahora soy un Hijo de Dios, y que Dios es mi Padre, y mi Padre me ama, ahora soy amigo de Dios, y descubrí que mi propósito en la vida es Glorificar a Dios con todo lo que soy.

Meditación Devocional del Evangelio de Juan Por Juan Pablo Doble Aponte

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martes, 25 de diciembre de 2018

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