Tema: El Cordero
de Dios.
Dar Clip al pasaje y a las alabanzas para escuchar mientras lees el pasaje y la meditación de hoy.
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Un cordero es una cría de la oveja, especialmente la
que no pasa de un año. El Pecado nos separa de Dios, y nos hace merecedor de
condenación y muerte. Antiguamente, se sacrificaba un Cordero, quien moría en
lugar del pecador, para que las personas pudiesen purificarse de sus pecados.
Sin embargo, las personas olvidaron el significado del sacrificio y reincidían
en sus pecados, cada vez que pecaban, un cordero debía morir por sus pecados, y
al final, no estaba ocurriendo ningún cambio en el corazón y la mente de las
personas. Jesús era una Persona, que vino como un cordero, a tomar nuestro
lugar, y se sacrificó como un cordero para que nuestros pecados fuesen
perdonados, nuestro corazón fuese limpiado,
no solo tomo nuestro lugar sino que también, intercambio su posición de
Hijo de Dios, Santo, puro, perfecto y
sin mancha alguna, para que nosotros fuésemos como el Hijo de Dios, y el cargó
con todos nuestros pecados. A través de su muerte en la cruz, nos salvó,
tomando el lugar que nos correspondía a nosotros en la Cruz, pagando el por
nosotros todas nuestras deudas que eran condenación. Había una gran diferencia
entre el sacrificio tradicional de un cordero, y el sacrificio de Jesús. Y era
que más allá de que el Sacrificio de Jesús era perfecto. Es que Jesús mismo,
valía mucho más que el mundo entero, todas las cosas por el fueron hechas y sin
él no nada de lo que ha sido fue hecho. El mismo mundo por él fue hecho, y la
obra jamás es más grande que su hacedor. Por esta razón, el sacrificio de Jesús
es invaluable, es eterno, no hay pecado que no pueda ser perdonado. Porque
Jesús mismo vale más que todo lo que existe. Por esto ya no es necesario más
sacrificio.
Para que el sacrificio de Jesús tenga efecto en
nuestras vidas, y nuestros pecados sean
perdonados, debemos hacer lo que decía Juan el Bautista, arrepentirnos. El
arrepentimiento, significa dar la espalda a Satanás, al mundo, a nuestra vieja
vida de pecados, sintiendo un profundo pesar
por nuestra condición de pecadores, reconociendo nuestra necesidad de
ser salvados por Jesús, es también, un cambio de mente, y corazón, una actitud
de rechazo hacia el pecado, llegando a ser nuestro profundo deseo honrar a Dios
obedeciendo sus mandamientos.
PARA REFLEXIONAR:
¿HE PEDIDO PERDÓN A DIOS POR MI CONDICIÓN DE PECADOR?
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