Tema: Jesús conoce a todo los hombres.
Alabanzas: Tu mirada.
Pasaje: Juan 2:23-25.
Dar Clip al pasaje y a las alabanzas para escuchar mientras lees el pasaje y la meditación de hoy.
Pasaje: Juan 2:23-25.
Dar Clip al pasaje y a las alabanzas para escuchar mientras lees el pasaje y la meditación de hoy.
Días antes de la pascua, Jesús había purificado el
templo, además de esto, hizo muchas señales en el templo. Estas las señales que
hizo Jesús las podemos encontrar en mateo 21:12-22, que es el texto paralelo de
Juan 2:1-22. Entre las señales que Jesús hizo en el templo fue: Sanar ciegos, y
cojos. Jesús hizo estas señales con el fin de que todos creyesen en él, y al
ver todos las maravilla que él hacía, los muchachos comenzaron a clamar en el
templo diciendo: ¡Hosanna al hijo de David! Entonces, los principales
sacerdotes y fariseos, se indignaron al ver todo lo que Jesús hacía.
Pero, Jesús mismo no se fiaba de ellos porque los
conocía a todos, sin que nadie se lo dijese, él sabía lo que había en el
corazón del hombre.
Un hombre llamado Job, hablando con Dios le dijo: “que no hay pensamiento que se pueda
esconder de ti” (Job 42:2), el
profeta Jeremías también dijo: “tú, oh
Jehová me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo” (Jeremías
12:3), el Rey David escribió un salmo en el que dijo: “Pues, aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la
sabes toda” (Salmos 139:4) y más
adelante añadió “Examíname oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis
pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino
eterno” (salmos 139:23-24) Dios, conoce el corazón y el pensamiento de
todos los hombres, y esto también es una señal de que Jesús es el hijo de Dios,
porque al compartir la misma naturaleza del padre, conoce todo lo que hay en el
hombre.
Ahora, que sabemos que Dios conoce todo lo que hay
en el hombre, lo más íntimo y secreto de nuestros corazones y pensamientos. Debemos,
creer en Jesús y pedirle a Dios que nos examine, nos pruebe, y que nos muestre
si hay algo malo en nosotros, para que nos muestre como cambiar, y nos de la
fortaleza para lograrlo.
Para reflexionar: ¿Qué debo hacer ahora que sé que Dios
lo sabe todo de mí?